jueves, 26 de noviembre de 2009

Una médica del Hospital Militar admitió su intervención en partos de desaparecidas

Por Pamela Argañaraz
Antes de la declaración de los familiares y sobrevivientes, testimonió ayer Silvia Bonsignore de Petrillo, una médica que participó en dos partos de detenidas-desaparecidas en el Hospital Militar de Campo de Mayo.
La testigo aseguró que recordaba “pocos nombres y apellidos”, “casi nada” a las mujeres que atendió y que tenía poco conocimiento de los hechos que ocurrían en su lugar de trabajo. Aún así, su declaración confirmó algunas de las afirmaciones de la querella.
Bonsignore admitió que practicó una cesárea y que asistió en un parto natural. Sobre aquel, estimó que sucedió entre 1977 y 1978. “No le vi a cara a la chica porque estaba cubierta. Cuando terminamos con la intervención, pregunté por ella y después por la nena. Me dijeron que la bebé estaba con la madre y que se las habían llevado”.
Previamente, esa noche, la habían llamado a su casa y le dijeron que debía presentarse en el hospital a realizar una cesárea con carácter de urgencia. “Al llegar fui al Servicio de Maternidad y no encontré a nadie. Fui al quirófano y en la entrada había varios soldados”, declaró la testigo. “Adentro estaba el doctor Bianco”, agregó.
La querella preguntó sobre el papel de Bianco pero Bonsignore sólo dijo lo que ya se sabe, que era traumatólogo y que lo conocía por trabajar en la institución. Afirmó no tener conocimiento sobre si Bianco era el encargado de trasladar a las embarazadas para que tuvieran sus hijos allí.
“Nadie hablaba de nada en aquellos años y no puedo confirmar si las embarazadas llegaban de otros centros”, expresó la testigo, en contradicción con otra declaración brindada por ella misma en 1984, lo cual fue señalado por la querella. Bonsignore, si bien dijo que hoy no recordaba esos detalles, precisó que “a veces llegaban embarazadas en ambulancias del Servicio Militar”.
En cuanto a los nacimientos, la médica corroboró que “cada vez que había un parto, las parteras llenaban una historia clínica y si el parto era normal la completaban ellas al nacer el bebé. Nadie llenó nada en aquel parto [el de la cesárea]”, y añadió que “durante esa época el promedio de partos no había variado”.
Consultada por el presidente del tribunal, la testigo reconoció que era posible que los nacimientos clandestinos realizados en esos años “no se anotaran”. Cuando se retiró de la sala, el público permaneció en silencio y quedó flotando la sensación de que Bonsignore no dijo todo lo que sabe.

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